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26/07/2021ETNOCENTRISMO Y ACEPTACION DE LAS VACUNAS CONTRA EL COVID-19
El etnocentrismo, definido como la preferencia de los clientes por productos locales sobre productos extranjeros, motivado por ideas de superioridad de una comunidad o cultura frente a otras, facilita o limita la incorporación de nuevos productos en la medida en que, si el etnocentrismo es alto, habrá una resistencia y dificultad para incorporar productos de manufactura extranjera, mientras que si el etnocentrismo es bajo, no habrá temor ni rechazo para aceptar este tipo de productos. Generalmente el etnocentrismo alto se justifica en la idea que se debe apoyar la economía local, mientras el etnocentrismo bajo se basa en apreciaciones más objetivas de la calidad y los beneficios del producto.
El nivel de etnocentrismo varía dependiendo del tipo de producto que como tal se va a introducir, así como del país de origen del mismo, se ha documentado que el conocimiento del país de origen, es un factor determinante de mayor etnocentrismo y supera al conocimiento mismo de las características y beneficios del producto, e incluso, en el contexto del etnocentrismo, se ha identificado rechazo a productos no solo porque son producidos, sino hasta por que son ensamblados y/o diseñados, en determinados países. A
nivel de mercadeo, detalles como el bilingüismo en la publicidad, favorecen la resistencia para la introducción de productos extranjeros, y resaltar temas nacionalistas en las Campañas promocionales, facilita el posicionamiento de productos a nivel local.
A continuación abordaremos el efecto del país de origen de la vacuna y el etnocentrismo, en la aceptación de la vacunación contra COVID-19 en el contexto latinoamericano. Más específicamente, mostramos cómo el etnocentrismo, facilitado por el contexto político, afecta la aceptación de las vacunas producidas en China, Rusia, Estados Unidos e Inglaterra. Los datos y conclusiones se obtienen de un estudio realizado en Brasil (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0264410X21003960?via%3Dihub) en el que se encontró un nivel de etnocentrismo mayor por las vacunas desarrolladas en China y Rusia, en comparación con las vacunas de Estados Unidos o Inglaterra. También se documento que el rechazo a la vacuna desarrollada en China es particularmente fuerte entre quienes apoyan al presidente Jair Bolsonaro, un negacionista de COVID19 y un fuerte crítico de China y la vacunación, en general.
A finales del 2020 con cifras de mortalidad por COVID-19 que superaban las 150 mil personas en Brasil, un gran número de brasileños se ofrecieron como voluntarios en las pruebas de fase 3 de tres desarrolladores de vacunas: BioNTech (Alemania), AstraZeneca – Universidad de Oxford (Inglaterra / Suecia) y Sinovac Biotech (China). Las autoridades políticas en todo Latinoamérica, entendiendo que la vacunación masiva es la única salida ante la actual pandemia por COVID-19, han estado luchando y esforzándose abiertamente para la adquisición de vacunas contra el COVID de todos los laboratorios productores, ya que la disponibilidad de vacunas es limitada, y los países de primer mundo absorben la mayoría de la producción, pero particularmente en Brasil, en febrero de 2020, el presidente Bolsonaro dijo: ” No compraremos (la vacuna) a China. Es mi decisión. No creo que sea seguro por su origen ”. El presidente ordenó entonces la cancelación de la compra de 46 millones de dosis de la vacuna china colocadas por el Ministerio de Salud y también manifestó dudas sobre la vacunación, en general, argumentando que ningún brasileño se verá obligado a vacunarse contra el COVID-19. Desde el inicio de su mandato, Bolsonaro y sus aliados políticos han criticado públicamente al gobierno chino y se han empeñado en estrechar la relación de Brasil con los Estados Unidos. Sin embargo, las élites políticas de Brasil no se alinean de manera uniforme en torno a la retórica del presidente Bolsonaro contra China. Por ejemplo, el gobernador João Doria de São Paulo, el estado más grande de Brasil con una población de
más de 44 millones (de un total de 211 millones de brasileños), adoptó un enfoque completamente diferente. Específicamente, alentó las pruebas de fase 3 con la vacuna china. El gobernador también prometió comprar 100 millones de dosis de CoronaVac, la vacuna Sinovac Biotech. A diferencia del presidente Bolsonaro, el gobernador Doria dijo que la vacunación contra COVID-19 sería obligatoria en el estado de São Paulo.
Con este ambiente político y ante la inquietud que él mismo pueda tener consecuencias importantes en la lucha para poner fin a la pandemia de COVID-19 en Brasil, se desarrolló un estudio en el que se aplicaron encuestas a 2771 brasileños adultos del 23 de septiembre al 2 de octubre de 2020. Se invitó a los encuestados a participar en un estudio sobre temas importantes de actualidad y, con su consentimiento, respondieron una serie de preguntas sobre política y vacunas contra el COVID-19. La edad promedio de los encuestados fue de 42 años, el 53,3% eran mujeres, el 46,0% se definen a sí mismos como blancos y el 59,0% completaron la escuela secundaria.
Entre los resultados del estudio se encontró que el 88,3% de los brasileños aceptarían recibir la vacuna contra COVID-19 cuando no se especificaba ningún país como desarrollador de dicha vacuna, pero desde el momento en que se mencionaba a un país como responsable de su desarrollo, la probabilidad de vacunarse disminuía sustancialmente, espacialmente para las vacunas de China y de Rusia, donde el 67,0% y el 72,6% de los brasileños aceptarían recibir la vacuna, respectivamente. Estas son caídas significativas de 21,3 y 15,7 puntos porcentuales en la probabilidad de vacunación, respectivamente, y ambas diferencias son estadísticamente significativas, se infiere que esta caída en los niveles de aceptación de las vacunas , está influenciada por las preferencias políticas, especialmente por la fuerte postura del presidente Bolsonaro contra China y su minimización de la pandemia de COVID-19.
Con los datos del estudio se confirmó la hipótesis que los partidarios de Bolsonaro tienen menos probabilidades de vacunarse en comparación con los encuestados que lo apoyan menos.
El estudio llama la atención sobre un aspecto importante y hasta ahora descuidado de la vacunación contra COVID-19: las vacunas producidas en algunos países pueden sufrir un mayor rechazo. Precisamente, la aceptación o el rechazo de las vacunas producidas en el exterior está íntimamente ligada a las preferencias de política exterior de los gobiernos en ejercicio. En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro ha sido un firme crítico de China desde su toma de posesión en enero de 2019. Esa oposición lo ha llevado a criticar abiertamente la vacuna desarrollada por Sinovac Biotech, lo que ha llevado a millones de brasileños a rechazarla ahora. Su postura ha ejercido una presión indebida sobre los servicios de salud
pública brasileños y está socavando la campaña para vacunar a los brasileños contra el COVID-19. Sin embargo, en enero de 2021, la agencia brasileña de drogas ( Agência Nacional de Vigiância Sanitária, Anvisa) aprobó el uso de emergencia de CoronaVac y el gobierno de Bolsonaro finalmente firmó un contrato para comprar 100 millones de dosis de la vacuna china después de mucha presión.
En este estudio, se demuestra que factores importantes que explican la probabilidad de aceptar una vacuna, están relacionados con el país de origen donde se desarrolla dicha vacuna, y las interacciones de política exterior de los gobiernos locales, especialmente en países como Brasil donde el debate sobre la vacuna y su origen se ha convertido en un protagonista político destacado.
CONCLUSIÓN
En conclusión vemos como un producto sanitario, que suple una necesidad básica, con el que se pretende poder acercarnos al control definitivo de la actual pandemia, y cuyo acceso es facilitado por las campañas nacionales de vacunación, también se ve sometido a condiciones y características del mercado como el etnocentrismo; pero también podemos evidenciar cómo el etnocentrismo tiene mucho que ver con el contexto social, cultural y político de las regiones. Quienes formulan políticas públicas en salud, harían bien en considerar esta información al planear e implementar campañas de vacunación para garantizar el éxito de las acciones de salud pública.